Ay Bibi, ¿Porque no eres una niña normal?
Era verano de 2013. A la orilla del lago, en un pequeño restaurante, comíamos mi familia y yo. Mi tía llevaba una perrita schnauzer de aproximadamente año y medio. Colocó la correa en una de las sillas y la perrita se acostó en el piso. Su extrema tranquilidad y amabilidad llamó mi atención. En ningún momento ladró o se quiso ir a otro lado.
Con curiosidad le pregunté a mi tía acerca de ella. Me dijo que se llamaba Bibi y que la había en cierta manera adoptado/salvado (Debo comentar que en ese momento mi tía tenía muchos perros en su casa).
Me platicó: -Una conocida era la dueña de Bibi, y de repente en una conversación que tuvimos, me dice que ella, su esposo e hijos se iban a mudar a otra ciudad pero que tenía dos perritos, un maltés macho y una schnauzer hembra, que iba a regalar porque no se los quería llevar. Con una actitud de desprecio me dijo que ya le había conseguido casa al maltés pero que a la schnauzer nadie la quería y que no sabía que hacer. Que si nadie la quería que a ella no le importaba y que la iba a llevar a la perrera. Yo le dije que no hiciera eso, que son parte de la familia, que ¿Porqué no se los llevaba?. A lo que ella contestó con mala actitud "¡Ay no! yo ya no los quiero". La verdad me molesté bastante y le dije que me la diera a mi, que yo me la quedaba, a lo que ella accedió en un segundo. Honestamente dentro de mi pensé "ha de ser muy vaga o brava o debe haber algo por lo que ya no la quiera", pero no, es muy linda, literalmente no hace nada.-
Pasó alrededor de un mes. Mi tía y su familia iban a salir de vacaciones. Como comenté previamente, ella tenía muchos perros, entonces los estaba acomodando en diferentes casas para que se los cuidaran mientras no estaba. Cuando me comentó eso, yo me ofrecí para cuidarle a Bibi, al fin que ella era muy tranquila y yo creía que se llevaría bien con Bonnie. Mi tía accedió. Después de platicar un poco más con ella por teléfono, me dijo: -Mija, ¿no la quieres? Te la doy. Yo sé que tú tratas muy bien a los animales y si quieres te la doy. La verdad yo ya tengo muchos perros y a ella pues literal la rescaté porque la iban a llevar a la perrera. Es muy buena perrita, pero también yo no tengo espacio casi aquí.-
Como yo vivía con mis papás, lo tuve que platicar con ellos. Después de una extensa conversación, accedieron.
El día que llevaron a Bibi, se pasó como en su casa jajaja. Llego y olió a Bonnie. Fue hizo pipi en el jardín. Se acercó a los platitos de Bonnie. Tomó el agua y comió las croquetas de Bonnie. Todo en menos de 5 minutos.
Bonnie estaba impactada. No podía creer lo que sus pequeños ojitos estaban viendo. Se quedo inmóvil en una esquina viendo todo. Podía percibir su enojo, desconfianza y miedo. ¡Claro! Un ser extraño había invadido su territorio en un instante.
Debo decir que después de un tiempo, investigué el proceso que debía haber seguido para hacer la situación mas cómoda para mi chihuahueña. Idealmente se deben de conocer por primera vez los dos perros en un parque (lugar que no sea territorio de ninguno de los dos). Pero bueno, yo desconocía esa información en aquel momento.
Todo el primer día, Bonnie se quedó adentro de su casita. No quería convivir con Bibi. Estaba enojada y no le interesaba conocer a la que, a sus ojos, era una intrusa, oportunista y usurpadora que deseaba quitarle sus bienes y el amor de su familia jajaja. Estaba tan enojada, que nos demostró su desacuerdo haciéndose pipi adentro de la casa mientras todos la estábamos viendo (cosa que ella jamás, JAMÁS hacía).
Al día siguiente, mi mamá decidió quitarle la casita y ponerle una camita para de esta manera obligarla a convivir. Para el momento en que llegué de trabajar, ellas ya convivían mucho mejor.
Fueron unos días más en los que Bonnie le gruñía a Bibi si se acercaba a su camita. Eventualmente lo superó, se convirtieron en las mejores amigas y ahora hermanas. Les encanta estar juntas. No pueden estar la una sin la otra.
Le compré algunas cosas a Bibi, una camita y una casita más grande, platos más grandes para las dos, etc. La lleve a una evaluación con la veterinaria y comencé su protocolo de vacunación.
Al principio Bibi no ladraba y le tenía miedo a las escaleras. Imagino que no la trataban tan bien en la casa de la señora que la quería llevar a la perrera... Según nos dijeron, la dejaban mucho tiempo en un balcón. En verdad, no puedo creer que exista gente así...
Poco a poco fue tomando más confianza. Comenzó a ladrar. Supongo que al observar lo que Bonnie hacía, empezó a imitarla. El miedo a las escaleras tomó más tiempo. Hasta que un día decidió que era más fácil subir las escaleras de esta manera (aquí el video jajaja).
Un día se enfermó muy feo del estómago. La lleve al veterinario y la tuvieron que internar. Estuvo un par de días solamente. Al parecer tomó agua de lluvia y pescó un microbio. Yo estuve todo el tiempo al pendiente de ella. La verdad estábamos muy tristes todos, incluida Bonnie (No salía de su casita. Si le hablaba yo, si salía pero caminaba despacito, su mirada se veía triste). Cuando dieron de alta a Bibi y la pudimos llevar a casa, Bonnie se puso super feliz. La recibió corriendo y dando brinquitos alegremente alrededor de ella.
Cuando me casé, me las lleve a las dos. No les costó adaptarse ya que conocían muy bien a mi esposo. Bibi lleva 9 años conmigo y la quiero muchísimo. Es una perrita muy tierna y muy amable. Se adaptó a nuestra familia muy bien.
Es muy calurosa, así que en tiempo de calor le encanta acostarse directo en el piso. Como chiste interno en mi familia decíamos la frase: "Aww es que ella no es una niña normal". Haciendo alusión al programa mexicano La familia Peluche, pues coincidió que Bibi se llamaba igual a uno de los personajes de la serie y tampoco era muy "normal" que digamos (recordemos que no ladraba, lo cuál es muy raro en la raza schnauzer). Poco a poco sintió el amor familiar y comenzó a actuar lo que se dice un poco más normal para un perrito.
A Bibi le gustaba un perrito llamado Ramón jajaja. Era un Jack Russell. Ella le lloraba (a él solamente) cada vez que pasaba cuando ella andaba en celo. Después la esterilizamos y al igual que le pasó a Bonnie, ese tema desapareció. Aunque aún, después de todos estos años, cuando vamos a casa de mis papás, a ratos se pone en la esquina del jardín, pegada al cancel viendo hacia la que era la casa de Ramón. Una historia de telenovela jajaja.
Personalmente amo a mis perrhijas, creo que son seres muy amorosos, fieles y protectores con su familia. Ellas me han enseñado mucho. Son parte importante de mi familia. Me encanta ver como son tan unidas entre ellas. Viviendo verdaderamente como hermanas.
Y así concluyo este post sobre Bibi, mi gordita que es única y especial.
Gracias por leerme. Estén pendientes al siguiente post.
¡Saludos!
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